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Fue en el año 1995 cuando conocí a María Jesús Mata Carretero, comenzó siendo alumna de «Economía de Empresa» y, con el tiempo, se convirtió en amiga.
Hace unos meses quedamos a tomar un café y coincidimos, tras dos horas de conversación, en lo interesante que podría resultar su experiencia de vida para ilustrar acerca de conceptos que forman parte del mapa conceptual de la asignatura «Creación de empresas», asignatura que imparto en diferentes grados universitarios en la Universidad de Almería.
Un cuatro de marzo de 2019 María Jesús hizo las veces de ponente en la clase a la que asiste el alumnado de Marketing.

Durante una hora y media María Jesús habló de capacidades diferentes, de la necesidad de aplicar la empatía y la simpatía en el ámbito de las relaciones interpersonales de las personas con capacidades diferentes, de la necesidad de preguntar a la diferente para acercarse a su realidad, de la orientación al logro, de la gratitud hacia maestros y maestras, hacia profesores y profesoras, hacia compañeros y compañeras de su Canjáyar natal o de sus años de universidad. Es ese entorno afectivo, con su familia como piedra angular, el que le ha ayudado a superar retos sucesivos, deliberados o sobrevenidos.
También nos habló de la necesidad de reírse de uno mismo, de los comportamientos inadecuados, del desconocimiento y de la grandeza o mediocridad del ser humano.
Personalmente, quería que nos ayudara a comprender su realidad y a mejorar la forma en la que desde las empresas se enfoca la inclusión, más allá de lo políticamente correcto.
Su relato nos ha mostrado la determinación, la perseverancia, la importancia del apoyo del entorno, la importancia de formarse, de cobrar experiencias. Ha sido fácil observar su orientación al cambio, su capacidad de asumir riesgos, su habilidad para organizarse y planificar sus tareas, encomiable su capacidad de relación y comunicación.
María Jesús, licenciada en ciencias empresariales, ha sido gerente de una empresa agroalimentaria y personal técnico de una asociación cuyo objeto es la inclusión. Habitualmente, participa como conferenciante en diferentes foros. Dada su trayectoria, resulta fácil comprender el gran número de reconocimientos y premios recibidos. En la actualidad su propósito vital es seguir ayudando a personas con discapacidad, en entornos docentes y en entornos familiares.
Como profesor, quería traer a un plano real la responsabilidad social de la empresa y observar como la iniciativa personal es consustancial a la iniciativa emprendedora. Habrá tiempo de continuar hablando de VAN, TIR y saldos de tesorería, materias que fueron el motivo por el que conocí a María Jesús.
Mi alumnado sabe de mi gusto por los héroes y heroínas cercanos, por mi aversión a la burbuja emprendedora y mi querencia por el «slow emprende». Por ello, prefiero el relato de María Jesús al de Steve Jobs, aunque no son incompatibles.
Todo se debe a un ejercicio de naturalidad, también de proximidad, términos a los que ha recurrido María Jesús en su relato.
Al final, María Jesús enlazó varios «imagina». Es su alegría de vivir, también su naturalidad, la que nos lleva a imaginar, por tópico que resulte, que este mundo inmundo puede ser mejor

Hace unos meses, en mi condición de padre de dos alumnos de un colegio público andaluz, decidí en señal de protesta que mis hijos no irían a clase, a ellos les expliqué por qué creía que no debían ir y a su tutor y tutora les escribí una nota en la que explicaba el motivo de su no asistencia. Entre esos motivos, se encontraba la necesidad de poner en valor a maestros y maestras, profesores y profesoras que, de algún modo, habían sido mis héroes en mi infancia, adolescencia y juventud. Aún hoy lo son.

Uno de estos profesores impartía clases en la Universidad de Granada en la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales, de él destacaría la capacidad de mezclar los contenidos lectivos con el planteamiento de juicios críticos suficientemente argumentados. Al menos, así le parecía a un alumno de apenas veinte años. Me refiero al profesor Ángel Javier Gallego Morales, en la actualidad presidente del Consejo Económico Social de Andalucía.

Del profesor Gallego apunté varias citas que empleo habitualmente, en una de ellas, aludiendo a los comportamientos de corrupción, éste indicaba que lo que ocurría arriba era reflejo de lo que ocurría abajo y viceversa. En definitiva, que el comportamiento irresponsable, la falta de ética y la corrupción constituyen fenómenos multinivel.

De vuelta a la necesidad de buscar nuevas fórmulas para explicar la responsabilidad social, al margen de estándares y procedimientos, planteo la necesidad de combinar las palabras denuncia, aquiescencia y corrupción.

Desgraciadamente, al hilo de la idea básica planteada por el profesor Gallego, observamos cómo ante comportamientos irresponsables multinivel (falta de transparencia en las contrataciones, prevaricación, malversación, evasión fiscal, cohecho y un largo etcétera) se impone el silencio y la aquiescencia.

Considero que al fomentar la cultura emprendedora en el sistema educativo es necesario apostar por estrategias, tácticas e instrumentos pedagógicos que ayuden a forjar un pensamiento crítico al alumnado. En definitiva, implica apostar por el desarrollo de la competencia básica “autonomía e iniciativa personal” o, lo que es lo mismo, implica apostar por una sociedad civil con una mayor conciencia crítica.

El planteamiento de la irresponsabilidad asociada a la aquiescencia se ve reflejado en la escena de la película Casablanca en la que el prefecto francés Renault, presionado por el oficial alemán Strasser, ordena el cierre del local de Rick (H. Bogart).  El diálogo es una mezcla entre lo cómico y lo cínico:

Rick: ¿Con qué derecho me cierra usted el local?Aquiescencia y responsabilidad social

Renault: ¡Qué escándalo!, ¡Qué escándalo!, He descubierto que aquí se juega.

Croupier: Sus ganancias, señor. (Ofreciendo un manojo de billetes a Renault)

Renault: Muchas gracias. ¡Todo el mundo fuera!

La escena, apenas veinte segundos, merece ser recordada.

 

Erin Brockovich

Como siempre, la responsabilidad social requiere anteponer a un caso negativo otro positivo, a un diablo en el hombro un ángel en otro hombro (para algo ha de servir aquella vieja diapositiva). En esta línea, podemos encontrar un ejemplo de responsabilidad social relacionado con la no aquiescencia ante un comportamiento irresponsable, en este caso medioambiental, en la película Erin Brockovich, protagonizada por Julia Roberts y dirigida por Steven Soderbergh. En el ámbito de la educación universitaria, de la educación secundaria y  de la formación profesional éste es un buen estudio de caso.

Retomando la cita del profesor Gallego, cabe valorar si tan irresponsable es un comportamiento no ético como lo es la aquiescencia o falta de denuncia de quienes lo observamos. Porque, como diría el prefecto Renault: seguimos descubriendo que, arriba y abajo, aquí se juega.

Hablar de responsabilidad social al fomentar la cultura emprendedora en el sistema educativo, lo mismo que en cualquier ámbito, requiere del uso del estudio de caso y, en concreto, del análisis de la noticia. Aún recuerdo cuando impartiendo mis clases en la Universidad de Almería observaba incrédulo como, para explicar responsabilidad social, se empleaban diapositivas que presentaban a un empresario con un diablo en un hombro y con un ángel en el otro. Imagen tierna donde las haya, pero que edulcora el tratamiento de la realidad, elemento éste último clave a la hora de promover un aprendizaje significativo.

Del mismo modo, en los manuales al uso se hace referencia al Código Ético, al Balance Social y al Manual de Responsabilidad Social. No todo es El Corte Inglés. En mi caso, me gusta acercarme al caso, a la noticia.

Manuel Fernández de Sousa. Presidente de Pescanova. Fotografía de Salvador SAS (EFE)Entre los casos de irresponsabilidad social, el diablo en el hombro, encontramos la noticia que nos habla del falseamiento de datos de la empresa Pescanova, remito a la noticia aparecida en El País (podemos acceder pulsando en la fotografía) . En ella, una empresa de larga trayectoria, como es Pescanova, reconocía haber enmascarado una deuda de 500 a 1000 millones (la tolerancia de los datos es impresionante si observamos el intervalo ofrecido). Sería una noticia interesante para un ciclo de formación profesional o  una clase de universidad, relacionaríamos aquello de la imagen fiel contable (¿?) con la ausencia de responsabilidad social, relacionada en este caso con la veracidad de la información facilitada o, mejor dicho, con su falseamiento.

Dove. Respuesta Social

Dove. Respuesta Social

Entre los casos de respuesta social, comportamiento que supera al de la responsabilidad social, me sigo inclinando por la publicidad de la marca de cosmética Dove (podemos enlazar pulsando sobre la imagen). Este recurso, que empleo en mis clases, en la formación para el profesorado  y que forma parte de los materiales del proyecto educativo «Creando Cantera», es mi forma de ilustrar el ángel que se posaba en el hombro en aquella diapositiva que, por estar en archivo digital, no amarilleaba.

A finales del siglo XIX, en los orígenes de la publicidad (tal como hoy la conocemos) destacaba un creativo publicitario llamado John E. Powers. Según la descripción de Mark Tungate en su obra El universo publicitario. Historia global de la publicidad  «su rostro era el de un hombre que creía en la honradez y en hablar con claridad«.

Powers fue contratado por una compañía de prendas de vestir que estaba al borde de la bancarrota y el concepto de la campaña que propuso se basaba básicamente en decir la verdad. Este era el tenor literal del anuncio:

«Estamos en bancarrota. Este anuncio hará que nuestros acreedores nos cerquen. Pero si mañana ustedes vienen y compran, tendremos el dinero necesario para satisfacerlos. Si no, estamos acabados»

En la actualidad, Bankia plantea un concepto publicitario similar con el sugerente eslogan:

«Bankia, empecemos por los principios»

 Bankia, empecemos por los principios

La campaña de Powers funcionó por su verdad, la de Bankia me hace albergar la duda en relación a su franqueza. Por ello, prolongaría su título:

«Bankia, empecemos por los principios. ¿Qué principios?»

Más aún, en tiempos en los que el empresariado responsable (colectivo muy indignado) suma a la actitud tolerancia a la frustración otra nueva actitud que denominaríamos tolerancia a la corrupción. Está tan cerca…