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En los últimos años he tenido la ocasión y el gusto de compartir espacios con mujeres ganaderas que constituyen ejemplo vivo del buen hacer y del saber hacer o, si lo prefieren, del know-how del agro andaluz.

El espacio compartido ha sido distinto pero el motivo ha sido el mismo: hacer visible la trayectoria de empresarias rurales.

Con Isabel López Fernández, propietaria de la Ganadería Las Viñas en Guadix, coincidí como director del documental Senderos de Mujer, proyecto promovido por el Grupo de Desarrollo Rural de Guadix, en la provincia de Granada.

Fuente: Ganadería Las Viñas

Fuente: Ganadería Las Viñas

Con Santiaga Sánchez Porcel, propietaria de la explotación agroganadera del Cortijo Finca El Ciruelo en la localidad almeriense de Chirivel, coincidí en Sevilla en la sede del Instituto Andaluz de la Juventud. En esta ocasión participaba como ponente en la conferencia de clausura de Mundo Rural en Femenino, proyecto promovido por el Instituto Andaluz de la Mujer y el Instituto Andaluz de Juventud. Santiaga, por su parte, participaba en la mesa redonda.

Santiaga Sánchez Porcel en mesa redonda Mundo Rural Femenino

Santiaga Sánchez Porcel en mesa redonda Mundo Rural Femenino

De ambas destacaría todas las actitudes propias de una persona emprendedora y, por encima de todas, la perseverancia y la capacidad de sacrificio. Podríamos hablar de ganaderas de primor, por el esmero que ponen en sus explotaciones y por su apuesta decidida por la calidad y la cooperación.

Santiaga Sánchez Porcel participa en todos los movimientos asociativos comarcales, además de apostar decididamente por la calidad del cordero de la Indicación Geográfica Protegida Cordero Segureño.

En Guadix, Isabel ha sido punta de lanza de la Asociación de productores (y productoras) de cabra de raza murciano-granadina, siendo acreedora de diferentes premios por la calidad de las cabras que cría en su granja.

En definitiva, Santiaga e Isabel son actrices principales de un ecosistema de innovación sostenible. Sí, son empresarias responsables y, por lo tanto, sociales. Por encima de todo, Santiaga e Isabel son verdad.

Ante ejemplos como los de Santiaga e Isabel resulta violento ofrecer los diferentes programas de coaching y mentoring que proliferan en la actualidad. Al menos uno, personalmente, siente un poco de pudor.

Contemplando la mazorca de maíz que, todavía fresca, ocupa cesto de esparto, me imagino un proceso de coaching en el que Don Miguel Hernández ejerciera de coach ante las dos ganaderas. Supongo que el poeta, más pastor que ganadero, le leería alguno de sus versos, descubriendo sorprendido cómo Serrat ya los había musicado. Probablemente elegiría el “Dale que dale”, canto a la perseverancia y a la orientación al logro que empleé como hilo en el documental Senderos de Mujer.

Miguel Hernánez

Miguel Hernández

Al alba, con las primeras luces, Don Miguel partiría muerto de frío (ya murió de coherencia) y mirando a la mazorca proferiría una última sentencia a Isabel y Santiaga:

“De la mazorca aprovechad el grano, las farfollas solo sirven de relleno para colchones”

En las noches cerradas, los jóvenes pastores aún en duermevela, creen escuchar una voz que tararea:

“Para la libertad, sangro, lucho y pervivo”

Para la libertad

Para la libertad