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Los centros educativos constituyen el lugar de desarrollo de iniciativas que persiguen alcanzar objetivos diversos: educación ambiental, educación vial, coeducación, fomento de cultura emprendedora,…

Estas iniciativas, loables por su objeto, suponen un incremento notable del estrés docente al no habilitar recursos suficientes, al no adaptarlos al ciclo educativo o al no presentar un plan de formación adecuado para el profesorado encargado de su implantación.

Atendiendo a las reuniones y entrevistas mantenidas con el profesorado, éste manifiesta que los proyectos desarrollados en muchos casos constituyen intervenciones sin nexo de unión, no contando con un proceso de formación del profesorado, planteando a lo sumo una batería de instrucciones que adolecen de desarrollo. Estas instrucciones resultan en la mayoría de los casos, siempre según las manifestaciones del profesorado, recomendaciones vagas e inconexas.

Al hablar de recursos, encontramos bases de datos de los mismos que no atienden a un desarrollo sucesivo y coherente, sino que responden a una recopilación puntual y desestructurada, a veces oportunista y, en la mayoría de los casos, desafortunada. El modelo “Emprendedores”, perfecto como revista, y la ausencia de un criterio de integración curricular que permitiera dotar de transversalidad a estos proyectos, nos llevan a un abuso del uso de la píldora formativa y de las intervenciones puntuales a modo de juegos y concursos que no responden a un desarrollo sucesivo de estrategias de fomento de la cultura emprendedora.

Por este motivo, el fomento de la cultura emprendedora encuentra una respuesta coherente en propuestas individualizadas desarrolladas por profesorado de áreas diversas. Encontramos magníficos ejemplos en profesorado de áreas tan distintas como filosofía, historia, idiomas,…

Reuniones mantenidas con profesorado de distintas comunidades autónomas nos plantean la necesidad de plantear un material elaborado para el profesorado, incluyendo guías didácticas con solucionarios, recursos adicionales, propuestas de integración curricular y de programación, material para el alumnado y recursos digitales,… Sin duda, desarrollos de este tipo favorecerían el desarrollo de este tipo de iniciativas.

La Aventura de FER

Además, desde un principio se precisa una evaluación seria del desarrollo de competencias y la cobertura de objetivos alcanzados al desarrollar el proyecto educativo conforme al cual se desarrolla el fomento de la cultura emprendedora.

El proyecto educativo La Aventura de FER para quinto curso de primaria, recogido como Buena Práctica por el Ministerio de Educación, consideró primordial dotar de recursos al profesorado, circunstancia ésta que facilitó su desarrollo. Como indicara el profesorado catalán, el castellano manchego y el andaluz se requerían instrucciones precisas, flexibilidad en la aplicación de los recursos y evitar estrés en la aplicación de los mismos.

En la jornada de conclusión en la población cordobesa de Fuenteovejuna el profesorado indicó que el material integraba las diferentes competencias de forma original, resultando de tal amenidad que sería interesante el desarrollo de materiales para cursos posteriores. Sin duda, esta experiencia resultó un excepcional test de producto.