Siempre he destacado como una de las bondades de mi ejercicio profesional su carácter itinerante, la posibilidad de disfrutar de diferentes paisajes y del paisanaje de cada uno de los territorios en los que desarrollo esta profesión. Considero y suelo manifestar que esta itinerancia me permite aprender, ser más tolerante y hablar con cierta propiedad de desarrollo local, de desarrollo rural y del hecho de emprender.
Hablar del hecho de emprender sin estar cerca de quien emprende y sin emprender, como hablar del desarrollo local o rural sin pisar los diferentes territorios, es lo mismo que hablar del hábitat del lobo en base a documentales de National Geographic o a las referencias literarias en las que el pobre animal ve perjudicada su reputación.
Por este motivo, aprovecho cualquier ocasión para conversar, para compartir y para aprender de las personas con las que me encuentro en esta road movie en la que se ha convertido mi trabajo. Sarna con gusto no pica.
El buen hacer de Cristina Serena y Plácido Martínez, empresarialmente Malcamino’s, podría servir para explicar la construcción de un servicio de calidad y el valor de lo intangible. Podrían servir de ejemplo para explicar la importancia de la formación y la experiencia al desarrollar un servicio de calidad.
La trayectoria de Plácido Martínez en el mundo del turismo cinematográfico y su conocimiento de la relación de la industria cinematográfica con la provincia de Almería es un valor que aporta coherencia a su servicio, valor al que contribuye la sólida formación y experiencia de Cristina en el marco del marketing turístico.
El cliente se mueve por el valor percibido, en el caso de productos este valor es consecuencia de factores diversos, las dimensiones definidas por Kotler servirían para comprender este valor: la marca, el envase, la garantía, la asistencia y, cómo no, las características del producto básico. En el caso de servicios la calidad asistencial influye en este valor percibido.
En el caso del turismo, también un servicio, es el conocimiento del territorio y su capacidad para interpretarlo la base para ampliar el valor percibido. La interpretación es la explicación y, como docente, sólo podemos explicar lo que conocemos y es más fácil explicarlo cuando se siente pasión por lo que se explica. Atendiendo a las explicaciones de Cristina y Plácido se observa que ambas circunstancias, pasión y conocimiento, se ligan.
Para ello, nada mejor que disfrutar junto a la familia de una de sus interesantes ofertas. En ella, recorrimos los escenarios de películas míticas como Indiana Jones y la última cruzada, Lawrence de Arabia o Patton, entre otras. También comprendimos el por qué el Desierto de Tabernas es el único de Europa, disfrutamos de las caprichosas formaciones geológicas (espectacular la ola fosilizada), comprendimos la fragilidad del ecosistema y observamos la habilidad morisca para construir galerías que llevaban agua a cotas más bajas.
También hablamos de la necesidad de sensibilizar a la población en relación a los valores patrimoniales que le rodean, de la importancia del patrimonio intangible, de la falta de visión, del valor que aporta la conservación bien entendida y de la ética en los negocios.
Con Plácido y Cristina, con Cristina y Plácido, también con la pequeña Sandra (de cine la escena con el conejito), disfrutamos de una excursión de película magníficamente interpretada por dos empresarios de cine que sirven de ejemplo real para explicar cómo se crea un producto turístico. Gracias por enseñarnos a mirar este espacio mágico que es el Desierto de Tabernas.