La reproducción sistemática de programas de fomento de la cultura emprendedora con un mismo esquema puede invitar a la autocomplacencia, además de perder una magnífica oportunidad para llevar a las aulas contenidos más elaborados, para ofrecer una mayor diversidad de recursos y dinámicas, para promover un contacto con personas emprendedoras de una mayor calidad, consiguiendo con ello una mayor implicación del profesorado.

Como miembro del sistema educativo y como investigador, percibo una excesiva focalización en el alarde; a la que se une la consideración, en ocasiones, como práctica extraordinaria de lo que, en el caso de un gran porcentaje del profesorado, resulta práctica ordinaria en su proceder docente.

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